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Perseguirse en el rastro

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Presentamos el texto leído por Pía Gutiérrez durante el lanzamiento de la investigación Archivos y teatralidades del exilio chileno en Costa Rica (1970–1980).

El 21 de noviembre de 2024 se presentó la investigación Archivos y teatralidades del exilio chileno en Costa Rica (1970-1980) en el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago de Chile (USACH). Nos acompañaron con sus reflexiones los/as investigadores y docentes Pía Gutiérrez (Colectivo Arde y Pontificia Universidad Católica de Chile) y José Santos (IDEA-USACH).

Video que registra el lanzamiento del proyecto de investigación

A continuación, compartimos el texto que Pía Gutiérrez leyó en esa ocasión, cuyas palabras nos invitan a profundizar en los ejes y alcances de esta investigación.

Perseguirse en el rastro

Autora: Pía Gutiérrez

Noviembre 2024

¿Cómo rastrear la teatralidad? El rastro y las posibilidades teatrales son dos inquietudes que me persiguen. Hay algo de investigación detectivesca en la premisa de este proyecto que hoy abren Patrizio y Javiera. Rastrear una huella, seguir una traza, es como cazar una presa. El animal que caza conoce al otro: sabe su olor, escucha su cuerpo, distingue su silueta. Lo conoce tanto que lo imita; por momentos se vuelve él y, solo así, aprende a ser sí mismo. En el reino animal, la caza no es un deporte: es parte de los ciclos alimenticios, de una cadena de acciones que mantienen el equilibrio de un ecosistema. Como si esa fuera una utopía, el teatro —dicen— tiene su origen en la mímesis, en ese juego que Roger Caillois (Teoría de los juegos, 1958) reconoce como constitutivo de cada uno de nosotros. Aprendemos a ser imitando; nos rastreamos al perseguir a otros.

¿Por qué queremos saber de los teatristas chilenos en el exilio? Tal vez porque en ellos hay algo nuestro. Porque en la transformación forzada de una práctica local —como el teatro de un territorio— podemos encontrar aquello que se nos escapa. En una presentación de este proyecto el año pasado, Javiera leyó las siguientes palabras:

«¿Cómo la acogida y los lazos de solidaridad permitieron que se generara un contexto apto para la creación de las y los artistas exiliados? ¿Cómo estas relaciones y afectos entre artistas chilenos y costarricenses hicieron posible nuevos circuitos escénicos? ¿Cómo nos interpelan hoy estos documentos en el contexto social, político, artístico y cultural actual? Imaginamos que, en este escenario, la necesidad de encontrarse, crear y compartir preguntas se vuelve vital, trascendiendo todas las épocas. Es esta vitalidad la que se escapa por todas las rendijas que vinculan a tres archivos: Arde, LaMAE y el Archivo de la Escena Teatral UC.»

Desde el Colectivo Arde, he visto cómo esta búsqueda nos lleva a encontrarnos, primero con LaMAE de Costa Rica y luego con esta investigación y sus vínculos con el Archivo de la Escena Teatral UC.  

El primer encuentro se da en julio de 2022, entre Arde y LaMae, cuando lanzamos el proyecto Huellas de Exilio, un trabajo de archivo que, a través de un levantamiento documental, explora la producción teatral de importantes creadores escénicos chilenos que vivieron el exilio político en Costa Rica en las décadas de los 70s y 80s.

Arde es un colectivo de cinco mujeres dedicadas a pensar y crear archivos. Por su parte, LaMAE (Fundación Memoria Artes Escénicas de Costa Rica) nace el 2011, con la necesidad de crear un centro de documentación especializado en artes escénicas en Costa Rica. Gestionan un archivo físico en la casa patrimonial “La Alhambra” en el centro de San José.

El 2020, en plena pandemia y confinamiento, ambos equipos nos reunimos a través de una videollamada para conocernos e intercambiar experiencias. En esa conversación LaMAE mencionó que dentro de su archivo tenía documentos de creadores escénicos chilenos que vivieron en el exilio en Costa Rica. Afiches, programas de mano y fotografías de grandes “maestras y maestros”, decían ellas, del teatro chileno se encontraban en ese momento resguardados en cajas y carpetas en San José, sin catalogación, digitalización ni posibilidades de difusión. Es así como, con el financiamiento de Fondart, nos dedicamos a conocer y exhibir estos materiales que se encuentran de manera física en Costa Rica y hoy a través de una colección digital de acceso abierto en la plataforma de Arde, compuesta de 47 documentos de artistas como Bélgica Castro y Alejandro Sieveking con Teatro del Ángel, así como de Sara Astica, Carmen Bunster y Marcelo Gaete con compañías como Teatro Carpa y Arlequín.

Las redes y las teatralidades errantes

Uno de los intereses que han guiado a Patrizio y Javiera es trazar la colectividad. Me parece que, en ese sentido, las prácticas teatrales —marcadas siempre por la mirada de un otro— son un espacio especialmente fértil para examinar estos recorridos. Imagino estos vínculos creativos como redes vitales y afectivas, pero también como circuitos de contagio. En ellas, las estéticas se vuelven promiscuas, las circulaciones transforman los vínculos entre arte y vida.

Los antecedentes que esta investigación revela a partir del cruce entre diferentes archivos son impresionantes: miles de funciones en Costa Rica, giras por América Latina, festivales de solidaridad dedicados a Chile donde sus obras eran montadas.

En 1975, Alejandro Sieveking ganó el Premio Casa de las Américas por Animales abatidos. En ese momento, este premio definía el canon del teatro latinoamericano, o al menos así había funcionado la actividad teatral (y quizás también la literaria) de la década del sesenta. Pero esta obra es celebrada en Costa Rica como propia, se estrenó en México y, al menos que yo sepa, nunca fue montada en Chile.

Imagen del  Fondo Documental de Álbumes de Castro y Sieveking (1938-2019)

Trabajando en otro proyecto sobre estéticas errantes, encontré en el Archivo del Centro de Investigación Teatral Rodolfo Usigli (Ciudad de México) un programa de mano del estreno de Animales abatidos en 1978, en una actividad organizada en solidaridad con Chile. En paralelo, el Archivo del Grupo La Cleta conservaba registros del montaje de Los papeleros de Isidora Aguirre y de acciones teatrales realizadas por estudiantes de la UNAM tras enterarse del Golpe de Estado en Chile. Gracias a Jonathan Aravena y Patrizio Gecele, vi cómo otro ejemplar del programa de estreno estaba guardado en un álbum de Sieveking, junto con un afiche hoy resguardado en el Archivo de la Escena Teatral UC.

El peregrinaje de la obra se desplegaba ante mis ojos: podía leer su huella, seguir sus pasos. Curiosamente, Animales abatidos es una obra sobre el montaje de una obra de teatro a días del Golpe de Estado. Sus personajes discuten, sienten el miedo y la contradicción, dudan políticamente, pero sobre todo dudan teatralmente: ¿tiene sentido seguir trabajando en medio de todo? Al cerrarse la obra, descubrimos que se trata de fantasmas atrapados en la casa de una médium amiga, montando eternamente la misma obra, atrapada ella acompañando a los muertos que dejó el Golpe.

Me alegra que podamos reconocernos, que veamos en estas redes escurridizas una posibilidad de existencia y de fuga. Pienso que el trabajo de Patrizio y Javiera nos sitúa en esa línea del montaje en que sabemos que el orden puede ser cuestionado, reorganizado, pero que en la pura posibilidad de montar estas teatralidades le damos forma a las nuestras, para seguir existiendo nosotras mismas —¿somos médiums, me pregunto?—en las convivencias con los fantasmas del futuro y del pasado.

En este sentido, la estrategia del montaje permite atraer genealogías y rupturas que, en un principio, parecían disímiles. Es en ese entretejido de vínculos donde la historia se resignifica. Estas discontinuidades se presentan como fragmentos o ruinas de un proyecto estético burgués que intentó borrar los movimientos culturales «menores». Pero lo que intentó ser borrado aún resiste, y al rastrearlo, lo volvemos a traer a escena.

***

📘 Este texto forma parte del dossier de la investigación Archivos y teatralidades del exilio chileno en Costa Rica (1970–1980). Puedes leer y descargar la publicación completa aquí.