En octubre de 2018 participamos como colectivo Arde en la IV Jornadas sobre Objetos y Cultura Material que organiza anualmente el Centro de Estudios CECLI. Ese año las exposiciones abordaron el tema “objetos migrantes” y nosotros presentamos la ponencia “Proyecto Antesala, una propuesta de archivo sobre migración”. Acá dejamos el texto que expusimos y que se relaciona con la obra de teatro Fulgor de Teatro Niño Proletario.
Lo que presentaremos en esta ponencia es un primer proyecto que realizamos el año 2016 y que fue parte de la génesis de Arde. Queremos hablarles del proyecto Antesala, una exposición que creamos en el marco de la obra teatral Fulgor de la compañía Teatro Niño Proletario, obra que aborda el tema de la migración en Chile. Esta exposición era un archivo que se encontraba al inicio y al cierre de la obra, donde los espectadores podían conocer su proceso de creación e investigación a través de objetos, citas, audios y videos.
Hoy centraremos nuestra mirada en algunos de los objetos de esta exposición, lo que nos permitirá explorar conceptos y problemáticas sobre la migración sur-sur.
FULGOR, el contexto de la Antesala
La Antesala surge a partir de la obra Fulgor. En palabras de la propia compañía: “este montaje recupera la experiencia que desata el movimiento de los sujetos entre un país y otro en el eje sur-sur, entre la tierra conocida y la deseada, es la historia de los Nocturnos, los Perseguidos, los Hacinados, los Prófugos, los Despreciados, los Malditos, los Escondidos, los Indocumentados; es la historia de un mundo ambulante, historia nacional-internacional velada y desplazada a la orilla. La migración ha sido entendida, habitualmente, en términos burocráticos como un movimiento lineal entre origen y destino traspasando fronteras, pero sabemos que la migración trae consigo mucho más que un cuerpo pues traslada objetos, modifica identidades, moviliza fuerza de trabajo, explotación y vulnerabilidades. A través de 13 escenas o cuadros, la obra reflexiona sobre las experiencias del tránsito y el desplazamiento.”
Este proyecto nace del trabajo de un equipo multidisciplinario en el que estábamos nosotras. Los saberes tanto de actores, como diseñadores, sociólogos y literatos fueron parte de esta creación. La lógica de archivo fue central y dio origen a un repositorio del proceso creativo que estaba en constante diálogo con la escena. Ambas nos convertimos en investigadoras y archiveras puestas a disposición del proceso, siendo parte de él.
La Antesala surge entonces de Fulgor, pero Fulgor también emerge de esta Antesala.
Archivo como estrategia de creación
Trabajamos en base a un concepto al que llamamos “Archivo monstruo”, concepto propuesto por Wolfgang Ernst en su texto “The Archive as a Metaphor” del año 2004. También nos influenciamos por el Atlas Mnemosyne de Warburg, quien en 1925 comenzó a trabajar en conjuntos aleatorios de imágenes de muy diversa procedencia (fotos, pinturas, grabados, cartas, recortes de prensa, mapas, etc) todas ellas dispuestas de una forma aparentemente azarosa. Formó 79 paneles que buscaban contar la historia del arte a través de un archivo de íconos. Lo que rescatamos de este trabajo es su capacidad de crear “concordancias imposibles”, es decir asociaciones que van generando nuevos significados. Nos gustó su capacidad de crear vínculos entre elementos dispersos; esta idea de montaje como dialéctica, donde nuevas ideas emergen de la colisión de imágenes muy diferentes. Es relevante considerar que el Atlas está siempre abierto a sucesivas ampliaciones de contenidos, es por definición necesariamente incompleto, una red de relaciones cruzadas abierta a la incorporación de nuevos datos o al descubrimiento de nuevos territorios.
Lo interesante para nuestro proceso tenía que ver con la ruptura de un orden lineal que conducía a una sola lectura. Al contrario, buscábamos crear un rizoma capaz de generar infinitas relaciones entre los elementos y tener múltiples lecturas. De este modo, el archivo empezaba a ser disparador de la obra por medio de su montaje.
Tomando este concepto quisimos armar nuestro propio archivo monstruo sobre la migración, el que se iba nutriendo de la creación, del proceso investigativo, de los restos, de los ensayos, y luego, también, de la experiencia de los espectadores.
Es así como estadísticas, datos históricos, testimonios, objetos recolectados en ejercicios etnográficos, recortes de prensa, fragmentos poéticos, entrevistas con investigadores, materiales creados en los ensayos, dieron origen a este archivo monstruo. Nuestra intención era que todos estos contenidos se pusieran a disposición del espectador en diversas formas materiales. ¿Para qué? Para ampliar las lecturas de la obra misma, por una parte, y también para generar conciencia y abrir el debate sobre una migración, que al menos el año 2016 parecía más invisibilizada, nos referimos a aquella proveniente de otros países de América Latina.
Fueron seis meses de ensayos donde nos reuníamos a compartir referentes visuales, fílmicos, literarios y sociológicos que se relacionaban con la migración o el migrante en nuestro contexto. Dichos materiales empezaron a ocupar las paredes de las salas de ensayo y armamos tramas de relaciones, no siempre organizadas en la lógica de causa y efecto o cronológica, sino más bien dispuestos bajo el principio de procedencia. De forma paralela se sistematiza la escritura de bitácoras o cuadernos creados por cada integrante, los que fueron escaneados periódicamente y puestos a disposición en formato virtual para el resto del grupo. A este procedimiento se suman un conjunto de entrevistas que realizamos con los integrantes de Fulgor y el hábito de grabar ensayos y conversaciones. Sin duda este fue el origen de lo que hoy pueden ver en Proyecto Arde.
No tuvimos la ambición de completitud en este archivo. El cuento Del rigor en la ciencia de Borges fue constantemente citado, y la propuesta era que el espectador pudiera perderse gracias a los documentos. La antesala era una experiencia, un archivo desbordado, con recorridos aleatorios, sin una instrucción para los asistentes, solo bajo la premisa de acercarse a un fenómeno complejo como la migración.
La Antesala como exposición
Una vez creada la obra pensamos qué hacer con todo este material desplegado en las paredes de la sala de ensayo. Ahí surgió la idea de crear una exposición que funcionara como una antesala a la obra. Nos pareció relevante hacer esto porque un archivo debe ser descubierto por alguien, si no pierde sentido. Hay que despertar conversaciones en torno a un archivo. Así este deja de ser un espacio polvoriento o una mera acumulación de objetos y pasa a convertirse en un sistema discursivo y relacional.
La Antesala no fue una exposición fija, sino tan cambiante como sus materiales, adaptándose a espacios, públicos y a las variaciones de la obra misma. Al menos hubo cinco versiones: en Nave, Centro de Creación y Residencia, para el estreno de Fulgor; en Estación Mapocho, en una reposición en la que se incorporó material hecho por el público; para el evento teatral Fira Tárrega, en Cataluña, en la que hubo que explicar asuntos contextuales para el público español, lo que hizo que en esta versión los cuadros de casta cobraron centralidad, por ejemplo. Hubo otra versión más instalativa en un edificio abandonado en la calle Compañía, en la que disminuimos el número de objetos para darle más fuerza al recorrido incorporando apoyo sonoro; y finalmente, la versión bilingüe para Theater der Welt, en Hamburgo, Alemania, en mayo del 2017.
¿Cómo le damos forma a un tema como la migración a través de los objetos recolectados? ¿Cómo objetos cotidianos cobran en este contexto un valor documental? ¿De qué manera el archivo nos ofrece posibilidades para exhibir y problematizar en torno al fenómeno migratorio? Fueron preguntas que nos guiaron al crear la exposición.
Desplegamos objetos y textos en mesas y llenamos las paredes de imágenes y citas. Además etiquetamos cada objeto. Esto muy al estilo de las Vitrinas de Referencia de Christian Boltanski, obra en la que creaba cajas de madera y agrupaba objetos autobiográficos, desde páginas de libros hasta bolitas, cartas, pelo, pedazos de ropa, etc. Y presentaba estos objetos como reliquias de excavaciones arqueológicas. Esa misma sensación queríamos lograr con el etiquetado, resaltar la idea del hallazgo. Para exponer usamos sencillos artículos de papelería, conocidos por todos en el sistema burocrático: archivadores, post it, marcadores, carpetas y fichas. Un todo análogo, algo escolar, un trabajo de escritorio que imponía la repetición de la norma, el poder de la burocracia.
¿Qué destacamos de esta exposición-archivo? Objetos que fueron parte de la Antesala como de las escenas de Fulgor:
1.Fanzines y cámara de fotos: Durante el proceso de creación de la obra, realizamos dos talleres en una escuela del Barrio Yungay que tiene un 80% de estudiantes migrantes (Escuela República de Panamá). En las salas de clases conviven niños chilenos, peruanos, bolivianos, colombianos, haitianos y ecuatorianos. Durante una semana realizamos un taller de fanzines y de fotografías colaborativas, en la que les entregamos cámaras a los niños para que retrataran a sus familias, sus juguetes favoritos, se hicieran un autoretrato, etc.
De este ejercicio resultaron documentos muy interesantes. Por ejemplo, de este fanzine rescatamos el descubrimiento del concepto “Chipe”, hijos de padre/madre chileno y padre/madre peruana. En esta publicación logramos recolectar frases como las siguientes:
Ser Chipe es poseer dos nacionalidades en el cuerpo. Ser chileno y ser peruano. O un poco chileno y un poco peruano también.
Lo más común es haber nacido legalmente en Chile pero que por tu cuerpo corra sangre peruana, y que tengas una gran familia peruana a la que extrañar.
Me gusta ser Chipe. Hablo distinto a un peruano o a un chileno. No me siento ni chileno ni peruano, me siento Chipe.
Yo también soy orgullosa de ser Chipe. Tengo eso más de festejo y fiesta de Perú y no soy tan reservada como los chilenos. Pero me gusta vivir en Chile, ya estoy acostumbrada aquí.
Además, tengo una mamá que cocina muy rico, cocina comida peruana que esa sí que es sabrosa.
A mi me encanta ser Chipe, y cuando conozco a alguien y me pregunta de dónde soy, yo le digo: Soy Chipe. Y luego me responden: ¿Y qué es eso?¿Dónde queda? Y yo siempre me río y les digo: Es lo que yo soy, mitad chilena, mitad peruana.
Los fanzines funcionaron como depósito de testimonios. Y en el caso de las fotografías, las cámaras nos permitieron acceder a la vida cotidiana y espacios íntimos de estos niños migrantes.
2. Manta: En el proceso de creación de Fulgor no solo se recolectaron textos e imágenes, sino que también texturas y telas. Es así como se llegó a este material que corresponde a una manta isotérmica que se les entrega a los refugiados sirios y africanos que llegan a Europa. Es una manta de plástico dorada y evita que una persona pierda calor e igualmente sirve para proteger al cuerpo de sobrecalentamientos. Este material no sólo está en la Antesala sino que es usada en unas de las escenas de Fulgor donde se despliega una cortina gigante creada de decenas de estas mantas. Este objeto nos remite a la situación de los refugiados en Europa, nos remite a quienes se pierden en el Mediterráneo, a la migración forzada de quienes tienen que dejar su lugar de origen de un día para otro. Justamente, este objeto nos permite pensar en este concepto de “migración forzada”. Quienes migran por razones económicas y políticas, se enfrentan a una situación de vulnerabilidad: pobreza, hacinamiento, discriminación, precarización laboral e ilegalidad. Por ejemplo, en el caso de Chile, la socióloga María Emilia Tijoux plantea que las desigualdades económicas que afectan a los chilenos, se intensifican con la condición de ser migrante.
3. Matutera: Mientras investigábamos llegamos al caso de un grupo de migrantes que entró a Chile desde Perú de manera ilegal escondidos en una bolsa matutera. Así esta bolsa se convirtió en un objeto relevante para la exposición y para una escena de la obra. La matutera nos conecta con los pasos ilegales en Chile, con quienes cruzan por el desierto y por las minas antipersonales; con quienes se suben a un barco escondidos en Tacna para llegar a algún puerto de Chile; con los coyotes, quienes hacen de la entrada ilegal su trabajo; con la trata de personas que se ha descubierto en la región de Magallanes donde traen a mujeres del Caribe para prostituirlas. La matutera también nos habla del carácter líquido de la migración. La migración tiene un carácter líquido, lo que no entra por la vía formal no vuelve, entra por la vía informal. La migración es una inversión muy cara y, por lo tanto, aquellos que están tratando de entrar por nuestra frontera son personas que liquidaron todos sus bienes, dejaron encargadas a sus familias y asumieron un riesgo. Se embarcaron en un proyecto que no van a echar por tierra porque un funcionario les dice que no pueden entrar y, por eso, terminan siendo presas de los coyotes.
4. Caja de hierbas: Como parte del proceso de creación salimos a realizar observaciones y ejercicios etnográficos por las calles de Santiago. En estos recorridos fuimos recolectando algunos objetos como esta caja que proviene de uno de los tantos almacenes peruanos que se encuentran en el Barrio Yungay junto a peluquerías dominicanas y puestos de comida venezolanos. Así esta caja nos permite hablar del “comercio nostalgia”: almacenes, peluquerías y tiendas que son administradas por migrantes. La particularidad de estos mercados es que ofrecen productos y servicios para abastecer la añoranza de otros inmigrantes por la cultura de sus países de origen. Son un espacio relevante de síntesis cultural, donde se entremezcla el comercio y la multiculturalidad.
5. Tarjeta de llamado: En otra de estas salidas etnográficas encontramos esta tarjeta para llamadas internacionales. Ahí pudimos llegar a observar la gran cantidad de centros de llamado que existen en Santiago. Estos lugares se llenan los fines de semana donde acuden cientos de migrantes a conectarse con sus familiares que se encuentran a kilómetros de distancia. Es así como llegamos al concepto de familia trasnacional: Constituyen grupos familiares en los que, a pesar de la distancia geográfica entre el migrante y su familia, las relaciones no se fracturan, al contrario, se apuntalan de distinta manera echando mano de dos elementos de suma importancia por su contribución como mecanismos de enlace: los medios de comunicación y las remesas. Ahora con el uso de whatsapp es más fácil la comunicación, pero estas tarjetas nos dan cuenta de ese primer momento en el que una persona no dispone de celular ni de recursos para conectarse constantemente con su familia; es una tarjeta que nos remite a una “llegada”, a alguien que puede comunicarse con sus seres queridos una vez a la semana.
6. Lo primero que te llevarías: Como parte de la exposición, dispusimos papeles que contenían una pregunta para que los espectadores pudieran responder. “Si tuvieras que irte ahora del país ¿qué sería lo primero que te llevarías?”. Hemos obtenido respuestas en Chile, Alemania y España y las hemos ido coleccionando. Si realizamos un análisis general podemos observar que las respuestas se dividen en bienes de primera necesidad como medicamentos, comida, botellas de agua, papel higiénico, etc; y en objetos más nostálgicos que se relacionan con las memorias personales como fotografías familiares, libros, amuletos de la suerte, entre otros. Llama la atención que podemos dividir a las personas en esas dos categorías: los prácticos y los nostálgicos.
7. Los falsos objetos: Muchos de los objetos de la antesala no eran “originales”, en el sentido que no pertenecían efectivamente a personas migrantes sino que fueron creados o construidos para la exposición. Más allá del efecto aurático o la carga de verdad de estos objetos, nos interesaba el carácter evocativo, lo común que en ellos aparecía: cepillos de diente, objetos de limpieza, juguetes, ropas de abrigo eran falsas y por lo mismo completamente verdaderas en esta exposición.
Como si tuviéramos un gabinete de curiosidades, quisimos mostrarles algunos de los objetos más preciados de nuestra Antesala; los tesoros que nos permiten pensar la migración y acceder a conceptos como familias transnacionales, comercio nostalgia, migración líquida y forzada, entre otros.
Los objetos y documentos que archivamos funcionan como evidencias. Son objetos que parecen ser completamente mudos, no obstante, nos hablan y nos remiten a imaginarios en torno al desplazamiento de las personas por el mundo.
¿Y qué generaba la antesala? Desde el reconocimiento en las personas migrantes, los recuerdos de otras migraciones, hasta un ejercicio informativo, de hecho muchas veces escuchamos la pregunta ¿de verdad esto pasa en Chile? Para nosotras era vital estar en la antesala, hablar con los espectadores, acompañar los recorridos. De algún modo, levantar estos objetos, crear una obra y asistir a la antesala eran prácticas para reconocer una comunidad.
Por último, buscamos exponer cómo la lógica del archivo contribuye a la creación artística. Un archivo monstruo permite marcar recorridos sobre un tema; armar un espacio en el que nosotros y otros pueden navegar, encontrarse y aprender.
¡Muchas gracias!
Por Pía Gutiérrez y Katha Eitner
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